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21 de febrero de 2009

'Trust me', una versión muy descafeinada de 'Mad Men'

Tenía mucha curiosidad por echarle un vistazo a Trust Me, una de las nuevas series que ha preparado este año la cadena de cable americana TNT. ¿El motivo? El hecho de que mucha gente se refiriera a ella como un “Mad Men actual y para todos los públicos”. Pues bien, después de cuatro capítulos ya emitidos, podemos afirmar con rotundidad que el único parecido entre ambas series es el hecho que ambas se ubiquen en una agencia de publicidad.

La historia de Trust Me se centra en dos creativos publicitarios que trabajan en una prestigiosa agencia de Chicago y que, además, son amigos inseparables. Por un lado tenemos a Mason, un hombre moderno y familiar, al que da vida por Eric McCormack (Will & Grace). Su compañero, Conner, es totalmente opuesto a él: el típico personaje mujeriego e irresponsable. Pese a ser tan diferentes entre sí, ambos se complementan perfectamente a la hora de trabajar juntos, aunque la armonía se rompe cuando su jefe fallece repentinamente y es Mason el único elegido para sustituirle.

‘¿Y los personajes secundarios?’, os preguntaréis. Eso mismo me gustaría saber a mí, porque en lo que va de serie todo ha girado en torno a los dos protagonistas. Sí, traen a una nueva creativa en el primer episodio, Sarah Krajicek-Hunter, pero simplemente parece pasar por allí de vez en cuando, en lo que puede ser un perfecto ejemplo del ‘síndrome del personaje florero’ que sólo está de adorno. Con el resto de compañeros podríamos decir más de lo mismo, y es que, en mi opinión, este es uno de los principales defectos de la serie.

Otro de los detalles que más me ha llamado la atención ha sido el guión. Sin ser tan característico como al que otras series de cables nos tienen acostumbrados, se ve que han querido crear un estilo ágil e inteligente. Aunque a Aaron Sorkin, el maestro de este género por excelencia, le funcione perfectamente en El Ala Oeste de la Casa Blanca, en Trust Me esto suena mejor en el papel que en la práctica y no consiguen alcanzar el efecto deseado.

Aunque también debo reconocer que en Trust Me no todo son cosas malas. La serie, sin llegar a destacar o ser imprescindible, entretiene lo suficiente como para no sentir que has derrochado 42 minutos viéndola, y eso es algo que no todas las series pueden decir. Además, y para aquellos que os guste el mundillo de la publicidad, sí que tiene momentos interesantes sobre ello. Ojo, que no es Mad Men y no trata el tema con su misma profundidad, pero aún así y para los que, como yo, no son expertos en la materia, sí que aporta detalles cuanto menos curiosos.

En definitiva, Trust Me no es, ni de lejos, Mad Men, pero es que tampoco lo pretende, y eso lo deja claro en su primer episodio. Tiene algunos fallos importantes, pero en mi opinión, supera con creces a otros de los estrenos de la cadena de este año, como puede ser la infumable Raising the bar. ¿Entretenida? Sí. ¿Trascendente? Lo justo. ¿Merece la pena? Sí... siempre que no haya otra cosa más interesante para ver.

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