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20 de mayo de 2009

'Prison Break', el final de la larga agonía

La FOX emitió el pasado viernes los dos últimos capítulos de la historia de ‘Prison Break’. El largo declive de la serie se había hecho ya insoportable en esta cuarta temporada y, personalmente, la seguía más por la cercanía de su final que por gusto.

Porque ‘Prison Break’ hacía tiempo que se había convertido en una parodia de sí misma: giros de guión porque sí, personajes desdibujados, una trama que no tenía ya ni pies ni cabeza y muchos tics que indicaban que la serie era un cadáver andante. Y a ese mismo patrón se ajustaron los dos últimos episodios.

Aún peor, en la última parte de la cuarta temporada, ‘Prison Break’ se había apuntado a algunas de las peores características de los culebrones cuando se alargan: familias que se traicionan, cambios de bando sin razón verosímil dentro de la historia y el olvido de los puntales con los que comenzó la serie. Todo ello en busca del golpe de efecto, no de las necesidades narrativas.

La larga lucha por conseguir Scylla y hacer algo con ella (¿el qué? Yo creo que ni los guionistas lo tenían claro cuando empezaron todo este jaleo) ha terminado con dos capítulos faltos de tensión, en los que se miraba demasiado el reloj y con unos minutos finales con un último giro muy decepcionante. Al final, ni los dos grandes villanos de la temporada resultaban amenazadores.

Hay que reconocer que la tarea de los guionistas era muy complicada: levantar en los minutos finales una serie que había caído tan bajo como ‘Prison Break’. No se podía recuperar la frescura de la primera temporada, pero es que ni siquiera se acercaron a la diversión sin complejos de parte de la segunda.

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