No hace mucho, repasamos por aquí el funcionamiento básico de la televisión americana con estudios, cadenas y productoras, pero hubo un tema que dejamos algo de lado para poder ampliar después: cómo nacen las series, cuál es el proceso y los diferentes tipos de pilotos de hay. A continuación vamos a repasar estos temas de forma sencilla.
A la hora de encargar una serie, pueden distinguirse dos estrategias fundamentales. La primera es que la propia cadena de televisión encargue a un estudio un tipo de serie determinada que se adapte a las carencias o necesidades que ésta posee. Por ejemplo, si una cadena está perdiendo espectadores jóvenes, necesita que la vean más mujeres, quiere una serie parecida a otra que ha tenido éxito en otra cadena o necesita algún drama legal, hacen un pedido específico para ello. Como ejemplo tenemos nada más y nada menos que ‘Perdidos’. En su día, y viendo el éxito que tenía el reality ‘Survivors’, los responsables de la ABC decidieron hacer algo parecido, sólo que en serie, aunque luego J.J. Abrams aceptara el proyecto con la condición de que le dejaran añadir algo “sobrenatural”.
La otra opción es que sean los propios creadores de las series los que venden la idea a una productora o estudio, y sea el estudio el que la ofrece a una determinada cadena. Si ésta acepta, se encarga un guión, y si se le da luz verde, entonces se graba el episodio piloto, repartiendo los costes entre estudio y cadena. Por ejemplo, ‘Me Llamo Earl’, producida por 20th Century FOX Television. Al pertenecer al mismo conglomerado de empresas, el estudio se la ofreció a la cadena FOX, que la rechazó. Después fue ofrecida a la NBC que, en cambio, decidió darle luz verde.
En ocasiones son los propios guionistas los que escriben un episodio por su cuenta y después lo intentan vender directamente a estudios o cadenas, aunque este sistema sólo suele funcionar con gente conocida y grandes proyectos detrás. Ese es el caso, por ejemplo, de cómo nacieron ‘Mujeres Desesperadas’ o ‘Studio 60’. A esto se le conoce como spec pilot.
Sea de la forma que sea, habitualmente hay que presentar la serie de alguna forma para que le den luz verde… o no. Primeramente suele hacerse un pitch, breve presentación hablada sobre de qué iría la serie, cómo ir desarrollando la historia, los personajes e incluso ideas para posibles futuras temporadas. Cuando una cadena o estudio compran una serie, normalmente compran pitches, el concepto, no el piloto ya escrito.
Una vez los ejecutivos han comprado la idea, pueden hacer diferentes tipos de encargos: desde un piloto completo (full pilot), una presentación (presentation) e incluso un piloto condicionado a que consigan encontrar un reparto con suficiente tirón entre los espectadores (cast contingent pilot). El hecho de contratar actores conocidos crea más expectación y hace que se hable mucho más de la serie, cosa que nunca viene mal.
Que una cadena compre un pitch es sólo el comienzo, y nada asegura que el proyecto acabe en serie. En un año, una cadena escucha en torno a 1000 pitches. De esos 1000, compran en torno a 100 proyectos. De esos 100 proyectos, tan sólo entre 20 y 30 reciben luz verde para rodar un episodio piloto. Finalmente, tan sólo entre 4 y 8 pilotos consiguen el objetivo final: convertirse en serie
Suele confundirse el concepto de piloto con el de primer episodio, pero esto no es así. El piloto es un episodio presentación para intentar convencer a los ejecutivos de las cadenas. Es también el que usan con pequeños grupos de audiencia para ver la respuesta de la gente, y así saber qué cambiar antes del estreno. Suelen cambiarse personajes, actores e incluso localizaciones. El mismo año pasado, por ejemplo, la versión americana de ‘Life on Mars’ cambió su localización de Los Angeles, que pudimos ver en el episodio piloto, a Nueva York en su primer episodio. Por ser un episodio especial y tener que construirse decorados y contratarse equipo para ello, suele tener bastante más presupuesto que un episodio normal. Además, tienen en torno a 3 meses para grabarlo.
Existen varios tipos de pilotos. Además del piloto habitual, tenemos los put pilots, que son pilotos que se graban con la condición de que vayan directamente a convertirse en serie. Si esto no es así, la cadena tiene que pagar una suma muy alta de penalización al estudio. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en ‘Legally Mad’, un nuevo drama legal de David E. Kelley que en teoría iba a estrenarse este año en la NBC. A última hora, la cadena decidió no seguir adelante con él, y ha tenido que pagar una jugosa suma de dinero a WB Television por ello. Algo parecido sería un series commitment, donde directamente se da luz verde a una temporada.
En ocasiones desde la cadena no están convencidos y no quieren hacer una inversión tan grande en un episodio, así que encargan demos. A todos los efectos, estos demos son como un piloto, pero más cortos, con menos decorados y, en definitiva, hecho a lo barato con el fin de ahorrar costes. Así nacieron por ejemplo ‘Buffy Cazavampiros’ y ‘One Tree Hill’.
Finalmente, y aunque no suele ser tan habitual en las grandes networks, también existen los backdoor pilots, que consisten en grabar un episodio independiente (a veces incluso dos, en formato miniserie), que se pueda emitir por su cuenta y, en función de su recepción entre la audiencia, darle luz verde o no. Un claro ejemplo lo tenemos en la nueva versión de ‘Battlestar Galactica’, que en su día se emitió primero como miniserie y luego ya recibió luz verde para temporada completa. La cadena de cable americana Sci Fi suele optar bastante por este tipo de pilotos.
No podemos finalizar el repaso a los pilotos sin hacer mención a la estrategia que decidió seguir el año pasado la NBC. Como hemos comentado, un piloto es una inversión considerable de dinero, y si tenemos en cuenta que más del 50% nunca ven la luz, aún duele un poco más. Ante tal panorama, la NBC decidió el año pasado no rodar ningún piloto y dar luz verde directamente a las historias que más prometedoras les parecían a ellos. ¿El resultado? Desastre total, con despropósitos del tipo ‘Kath & Kim’ y ‘My own worst enemy’. No dispongo de cifras, pero estoy segura de que el querer ahorrar les ha supuesto pérdidas muy superiores a lo que en teoría han ahorrado. Obvia decir que este año se han olvidado por completo de la estrategia y han vuelto al clásico desarrollo de pilotos.
Una vez grabado el piloto, si se tiene suerte se recibe un encargo de habitualmente 13 episodios. Esto hace que, si la serie es un auténtico fracaso, no se tengan que pagar más capítulos a lo tonto. Si por el contrario, la audiencia la recibe bien, se suelen encargar otros nueve episodios más (en lo que se conoce como back nine), para formar los habituales 22 episodios que componen cada temporada. Y eso es sólo el comienzo. Si ya fue difícil que les dieran luz verde para convertirse en serie, ahora les queda lo peor: aguantar en parrilla frente a otras series ya consolidadas para no ser canceladas en su primer año. Pero eso ya es otra historia…