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22 de febrero de 2011

'Skins (USA)', cómo a una serie le puede pesar el nombre

Cuando supimos que la MTV quería hacer una adaptación para el mercado norteamericano de ‘Skins‘, muchos nos llevamos las manos a la cabeza. No podíamos comprender cómo una cadena de la categoría de la MTV creía que se podría adaptar una serie con tanto aire británico y tan localizada como ‘Skins’. Al principio yo mismo pensé que había sido un momento de locura transitoria de los responsables y que iban a desistir de hacerla, pero no fue así y al final, hace unas semanas estrenaron su propia versión de ‘Skins’.

Yo, como fan de la serie británica, me decidí a ver esta versión. Decir que en el primer visionado iba con muchos prejuicios y con un miedo permanente a que estropearan una serie tan fantástica como la británica, y pese a ir tan prevenido, la primera la tuve en toda la frente ya que nos dieron un primer episodio que fue calcado al piloto de la serie original. ¿No decían que las tramas iban a ser diferentes? Pues al parecer las intenciones se les quedaron en las islas…

Si esa primera bofetada ya dolió bastante, las siguientes no fueron menos. De repente nos encontramos con muchos nombres cambiados, como si en los Estados Unidos no hablaran inglés y sus espectadores no fueran capaces de comprender como alguien pudiera llamar Sid. Aunque eso, viendo lo siguiente, fue el menor de los cambios, ya que por alguna razón, decidieron cambiar a Maxxie por Tea, es decir, un chico por una chica. Las únicas razones lógicas que se me ocurren para este cambio son dos, o que no encontraron a nadie apropiado para el papel de Maxxie (algo que no diría mucho del equipo de casting), o que prefirieron tirar del morbo del lesbianismo antes que el de un chico homosexual al que le gustaba bailar (algo que habla aún peor de ellos).

Estos cambios hicieron nacer en mí un sentimiento de repulsa hacia la versión, pero decidí seguir viéndola a ver si algún cambio mejoraba la serie y lograba que pudiera verla sin tirarme de los pelos a cada visionado. Si seguimos comparando, en los episodios emitidos ha habido menos sexo, menos palabras malsonantes (con pitidos censores incluídos) y muchas menos drogas, algo que parece inconcebible si nos ceñimos al espíritu de ‘Skins’, donde las drogas son una parte muy importante para contar la historia.

Y si seguimos comparando para poner pegas, encontramos a un Tony sin fuerza y sin la carisma suficiente, una Cassie (aquí se llama Cadie) que no es anoréxica, sino que tiene problemas mentales agudos y una obsesión ¡con las palomas! , un Sid (aquí se llama Stanley) nada entrañable y al que te dan ganas de pegarle un puñetazo… vamos, que si comparamos uno a uno los personajes no se acercan ni por asomo a lo que fue la primera generación de la serie original. Y lo cierto es que creo que ahí está el problema, en la comparación.

Como dicen que las comparaciones son odiosas, después del tercer episodio me propuse ver la serie intentando pensar lo mínimo en la original. Y lo cierto, es que funcionó bastante bien, me encontré una serie bien contada, con unos personajes aceptables y un argumento atractivo. ¿El problema? Pues que se llama ‘Skins’, solo eso. Si la serie se hubiera emitido sin ningún precedente seguramente estaríamos elevándola al séptimo cielo, pero al tener una obra maestra como la versión británica mirándola por encima del hombro, todo lo que hace parece mucho peor y totalmente descafeinado.

En definitiva, a ‘Skins US’ le pesa el nombre, y mucho. La serie no es mala y no está mal hecha, pero no se acerca ni por asomo a lo que es ‘Skins’ y eso, sabiendo que son los mismos creadores, pues decepciona mucho.

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