Por todo el mundo es sabido que las actrices envejecen mal y que por más cirugía estética que se hagan y más botox que se pongan en la cara su destino es abandonar la gran pantalla después de los 40, mientras que los hombres pueden seguir interpretando personajes románticos hasta entrada la tercera edad. Son pocas las mujeres que sobreviven a la cuarentena y las que lo hacen trabajan poco, y normalmente en papeles menores haciendo de madre o abuela, muchas veces con el único interés de añadir un nombre famoso al elenco de actores.
Evidentemente existe alguna excepción como Jodie Foster, pero en este caso toda su carrera se puede considerar atípica, puesto que son pocas las estrellas infantiles que consiguen mantenerse en la edad adulta, y todavía son menos las que consiguen mantenerse en papeles protagonistas después de haber cumplido 40 años, aunque sea a un ritmo menor de una película al año.
En cambio, últimamente muchas de estas actrices están viviendo una segunda época de oro en la televisión. No es que la televisión recoja las migajas que deja el cine, sino todo lo contrario, el cine desaprovecha a actrices en su mejor momento mientras que la televisión se beneficia de la insensatez de la industria cinematográfica. Aunque, a decir verdad, tampoco hace tanto que la televisión también huía de estas magnificas actrices, de forma que es bastante probable que ellas tengan algo que ver en el salto de calidad que ha dado la televisión en los últimos años.
Todo esto conlleva dos grandes ventajas: existen personajes femeninos más complejos y las mujeres jóvenes y de mediana edad se han reincorporado como una audiencia fuerte deseosa de personajes con los que identificarse, sin necesidad de recurrir a la estratagema de ponerles un chico guapo que desear.
Entre las actrices en esta situación posiblemente mi favorita sea Mary Louise Parker. ‘Weeds’ es la mejor serie que se emite en verano – una tiene sus debilidades – y Mary Louise Parker es su estrella. Es más, pese a sus 45 años ya cumplidos, se permite quitarse la ropa provocando los mismos efectos que si tuviera 20 años menos, añadiendo el talento que es propio de la experiencia a un papel que contiene tanto firmeza y determinación como cierta ingenuidad adolescente.
Por otro lado, Glenn Close con 62 años protagoniza ‘Damages’, serie con la que ha ganado un Emmy y un Globo de Oro pese a tratarse otra vez de un thriller de abogados.
Holly Hunter, de 51 años, es la protagonista de ‘Saving Grace’ interpretando un papel que para nada aparenta la edad de la actriz, y al que le da la frescura de una mujer joven; incluso las historias que interpreta son características de mujeres más jóvenes, evitando caer en la tentación de presentarnos a una mujer de su edad como madre o esposa, sino simplemente como mujer, lo que es el gran acierto de todas estas series.
Pero a parte de los casos evidentes de estas actrices de gran reconocimiento cinematográfico, también hay otras – como Kyra Sedgwick, interpretando a una histriónica subjefa de policía en ‘The Closer’ con 43 años, las chicas de ‘Mujeres Desesperadas’ o incluso Ellen Pompeo, quien a punto de cumplir los 40 interpreta a una doctora de veintitantos en ‘Anatomía de Grey’ – , que no han tenido carreras cinematográficas previas, al menos no de gran repercusión, pero que están interpretando el mismo tipo de papeles.
Esta tendencia parece que se está afianzando, puesto que ya hay un par de series en preparación cuya mejor baza son las grandes actrices cinematográficas que las protagonizarán: por un lado está la serie que la HBO prepara con Diane Keaton, de 63 años, y ‘Enlightened’, una comedia que está escribiendo la misma cadena con Laura Dern, de 42 años, como protagonista.
Evidentemente estas no son todas, pero sí una buena muestra del cambio que está sufriendo la televisión y que no hace más que beneficiarla; a fin de cuentas ¿qué sentido tiene convertir a todas las mujeres de más de 40 en asexuadas madres de familia? La respuesta es ninguno y al incorporarlas a su universo la televisión ha conseguido ser más plural y ganarle al cine una batalla en un terreno repleto de espectadoras sedientas de referentes, un escenario por el que todas las mujeres acabarán pasando.