La tercera serie de la franquicia ‘Stargate’ tiene dos obstáculos importantes que salvar para ganarse al público, y a la crítica: uno es la alargada sombra de ‘Stargate SG-1’, la serie de ciencia ficción más longeva de la historia de la televisión estadounidense, y de ‘Stargate Atlantis’, ya canceladas y que eran de los programas con más seguidores de Syfy; el otro problema es, teniendo a un grupo heterogéneo de personas atrapadas en una antigua nave con rumbo desconocido, luchando por sobrevivir, salirse cuanto antes de las comparaciones con ‘Battlestar Galactica’ (y con ‘Star Trek: Voyager’), necesario para que ‘Stargate Universe’ encuentre su propia voz y su identidad como un ente independiente.
Sus creadores, Brad Wright y Robert Cooper, no se han cansado de repetir que no es necesario haber visto nada de las series anteriores de Stargate para ver la nueva encarnación, y que su objetivo es que ‘Universe’ sea más seria y adulta que sus predecesoras, que optaban más por el escapismo y por el humor. Por ahora, la audiencia está respondiendo (los dos primeros capítulos han superado a ‘Dollhouse’) y, en general, los críticos también la han recibido bien. Esta noche se emite el tercer capítulo en Estados Unidos y, aunque es pronto para ver por dónde puede ir la serie, sí se pueden comentar algunas impresiones iniciales.