
En cualquier caso, no voy a negar que la segunda temporada está siendo infinitamente más interesante que la primera, sobre todo por la espectacularidad de algunas escenas y porque nos están mostrando más las escamas de lagarto que se esconden bajo la piel de los visitantes. El problema es que los efectos especiales no han mejorado ni un poquito desde el año pasado, e incluso algunas escenas que no necesitan ningún retoque por ordenador se notan demasiado artificiales. Y oye, esto en los 80 podría estar bien, pero a estas alturas chirría demasiado.
‘V’ jugó sucio en los primeros minutos del primer capítulo. Recuerdo que cuando hice la crítica de la primera temporada hace unos meses dije que sería bastante interesante que ‘V’ dejara atrás la absurda y desigual lucha (no sé cómo cinco personas pueden hacer tanto daño a un ejército tecnológicamente avanzado) y se dedicaran al sometimiento de la raza humana en todos sus términos. El cielo rojo y la furia de Anna por perder a sus “polluelos” daban pie a pensar que así podría ser, pero las imágenes apocalípticas que vimos al principio se deshicieron en un sueño de Erica. En ese momento, casi condeno a la serie de forma definitiva, pero decidí seguir.
Y no me arrepiento. No es que ahora ‘V’ sea una producción muchísimo mejor, como ya digo sigo manteniendo muchos de los errores que la condenaron hace meses, pero sí se nota que hay más acción, que los que intentan dominarnos son unos extraterrestres y no un ejército cualquiera y que los fichajes están funcionando. O mejor dicho, “el fichaje”, una estirada Jane Badler que parece no haber envejecido ni un ápice desde hace 25 años.
Definitivamente, la nostalgia está jugando un papel definitivo en la valoración de estos nuevos capítulos. Diana, convertida ahora en madre de Anna, está teniendo un papel muy secundario, con apariciones esporádicas y sin un papel definido en la trama, pero verla en pantalla con su semblante desafiante y esos tacones rojos mientras sale de su guarida es un placer se mire por donde se mire. De igual forma, ya no se andan con chiquitas con la esperada escena del ratón, y en el segundo episodio ya hemos tenido a Anna engullendo un roedor. Que aproveche, señora.
¿Por lo demás? No hay mucho que contar. Anna está intentando crear un ejército de iguales modificando, para ello, las capacidades reproductoras de los humanos, al mismo tiempo que intenta quitarles el alma con una máquina que pincha y da masajes (o lo que quiera que sea ese artilugio). Yo esta última parte no la entiendo, pero bueno, ahí está, por si alguien la disfruta. Desgraciadamente, Tyler se está convirtiendo en un pilar básico para el desarrollo de la historia, por los supuestos experimentos que realizaron con él y Erica, y estamos asistiendo a un cambio de roles entre las madres; Erica está más cerca de Lisa y Anna está más cerca de Tyler. Veremos cómo continúa esto.
En el tema de las audiencias, sus creadores se empeñan en tranquilizar a los fans, pero lo cierto es que los datos que está haciendo ‘V’ en la noche de los martes son bastante preocupantes. Es lo mejor de la ABC en esa noche, pero unos demográficos por debajo del 2.0 empiezan a ser insostenibles; los pobres datos de ‘No Ordinary Family’, que se emite inmediatamente antes, tampoco ayudan demasiado, y su tendencia a la baja es indiscutible. Todo ello unido al recorte de episodios convierten a ‘V’ en una candidata perfecta para no pasar el corte de los upfronts en mayo.