
Al final no ha sido así, y es que la audiencia de la serie ha estado en caída libre en esta tarcera temporada. Los notables cambios que han introducido a nivel de personajes no parecen haber convencido a nadie, y el final de la segunda temporada, que enfadó a mucha gente, parece haber pasado también factura. La serie se estrenó con unos meritorios 8.5 millones de espectadores, pero se ha despedido de con tan sólo unos decepcionantes 2 millones.
Una despedida muy discreta (y, viendo el capítulo final, bastante conveniente) para una serie cuya mayor carencia fue la falta de oscuridad y la recurrencia a arcos argumentales, situaciones y diálogos demasiado infantiles. Sí, se emitía los sábados por la tarde y era “para toda la familia”, pero aún así se echaba de menos algo más de “mala leche”.
Con el sorprendente final de la segunda temporada, todo parecía indicar que nos íbamos a encontrar con un Robin Hood más oscuro en la siguiente, pero, al final, fue más de lo mismo y con nuevos personajes que no han acabado de cuajar. Una oportunidad desperdiciada para una serie que, a la vista de los dastos de audiencia, no parece que muchos vayan a echar de menos.