
Booth y Brennanel examinan el cadáver y determinan que la víctima estaba muerta ya antes de que el cuerpo fuera tirado del puente, excluyendo el suicidio. En el laboratorio, notan una sustancia desconocida que se filtra del cuerpo.
Mientras los huesos de la víctima siguen echando espuma, el equipo comprende que tienen sólo 24 horas para determinar la causa de la muerte antes de que los huesos se desintegren completamente. Mientras tanto, Booth y Brennan identifican a la víctima como un vendedor de coches cuyos trapicheos pueden haber ocasionado que un cliente insatisfecho lo asesinase.